jueves, 30 de junio de 2011





Mi viejo era un enorme contador de historias.
Era un tipo que en la misma oración podía decirte que se había salvado de Vietnam, que había saludado a Perón y que había peleado contra tres tipos y les había ganado.
Mi viejo era el Gran Pez, sin lugar a dudas.
Era un tipo extraño, algo iracundo, una máquina verdadera de poner sobrenombres.
A una señora le decía Ozzy Osbourne, a otra Pichón de Pacá, a otra, bueh, tantas cosas.
Mi viejo era un chico, un nene, un hincha huevos, un quilombero.
Mi viejo creo, era medio parecido a mí. O al revés, pero ahora no importa.

Mi viejo era un personaje de un cuento raro, divertido siempre, que se iba contando a medida que pasaban los días.
Creo que en vida, como en todas las vidas, hemos sido bastante injustos con nuestros tiempos, con nuestros rencorcitos, con nuestras deudas, con nuestras propias vidas.
Eramos dos perros medio mal llevados, a los dos nos habían cagado.
Él era hijo único, y padre de cuatro. Era un personaje que no iba al médico, sino que se iba a dar unas vueltas por ahí y volvía y te decía qué le había dicho el doctor, el tratamiento que tenía que seguir, definía su cura, su enfermedad y su vida. También su muerte, claro.

Mi viejo era mi viejo, lo cual no es poca cosa, y no era tu viejo, lo cual a mi la verdad, me pone bastante contento.
Era, claro, el padre de mis hermanos.

Mi viejo me regaló mi bicicleta.
Mi viejo me dió la idea, sin querer, de que fumar quedaba bien.
Mi viejo me enseñó el rock, con sus guitarras, con su manera de cantar siempre a los gritos, de tocar muy fuerte una guitarra.
De tocar Creedence, cuando los padres de todos mis amigos recordaban haber escuchado los Beatles de jóvenes, y no los Beatles faloperos, sino los de She Loves You.
Yeah, yeah, yeah.
Mi viejo era flaco, medio cabezón, y tenía en la frente una herida rara, chiquita, como un bultito, que se había pegado en una navidad que se le había explotado un puto sifón Drago.
Mi viejo, puta madre, mi viejo.

Con sus camisas, su pelo cortado cortísimo, sus historias de la colimba, de cuando laburaba con coches de carrera.
Ese tipo tan parecido a mi, que no se animaba a decirme que me extrañaba entonces me llamaba para comentarme algo de la tele y los dos jugabamos a los machos.
Era un pacto, raro, estúpido, pero necesario entre dos hombres.
Mi viejo era el que se reía en los velorios a lo lejos y te tiraba el chiste desubicado que en el momento te ofendía y a los días te dabas cuenta que era un bestia, y te reías y se convertía en anécdota.

Mi viejo estaba loco, era de Huracán.
Decía siempre que era el Hombre de Hierro y a la vez te decía, cuando se ponía la campera verde que él sabía que era un espanto, todo pelado y flaco con la cabeza como una lamparita, te decía, que él era el Hombre Tortuga.
Se fumaba un pucho en la esquina a escondidas, y a escondidas urdía planes locos que nunca llevaba a cabo pero te los contaba de punta a punta.

Mi viejo iba a votar a Cristina, le había salido la jubilación y estaba contento porque a fin de año, cuando iban a estar todos los papeles en regla, se iba a poder hacer los dientes, operarse de la hernia que él mismo se acomodaba con la mano, esa hernia que tenía hacía casi diez años, ya.
Te llamaba y te contaba noticias sobre política que veía en la tele y se reía de la oposición.
Te escaneaba volantes de las caras de los candidatos del Conurbano y te las mandaba por mail.
No sabía escanear, te mandaba la foto que pesaba dos mil millones de megas y te llamaba al toque para ver si la habías visto, para reírse de la cara, del nombre, del todo.
Mi viejo era un tipo que cuando Menem asumió, el mismo día, te decía que ese tipo iba a chocar al país y usaba una comparación supersimple y efectiva: si vendes la heladera para comer, no tenés donde poner la comida, y si vendés la tele, no tenés que hacer, y cuando vendas la silla, no vas a tener donde sentarte y cuando no te quede más nada, el que va a estar en venta sos vos.
Eso decía.
Yo no le daba bola: habían parado la hiperinflación y los muñequitos de Superman y Batman salían siempre lo mismo.

Mi viejo era uno de esos que decía, de la clase política, que "ellos" tenían que llevarse porciones de la torta, pero NO dejarnos las migas. Tenían que dejarnos porciones, grandes, enormes. Que "ellos" podían comer, y quizás más, pero no TODA.

Qué personaje.
Qué tipo que se nos fue.
Claro que me hubiera gustado que me conozca a un hijo, pero se dio el enorme placer de tener a mi sobrina, y de decirle a ella que él era BACU. Y la nena le decía BACU y la puta madre, ahora vamos a inventarle a la nena algo muy lindo, algo que él hubiera inventado.

Mi viejo, el abuelo, a la beba le decía PUKITA, porque decía que de bebe, chinita, parecia PUCCA, ese dibujito chino.
Andá a saber dónde lo vió.
Pero se lo decía.
Y verlo abrazandola, sonriéndole, inventandole canciones o haciéndole un mundo con un títere de dedo, sin títere, sólo con dedo, era una maravilla que pienso repetir.

Mi viejo nos hacía que junto a mi hermano mayor, le escribamos la carta a Los Reyes Magos y la teníamos que mandar a la Estrella de Andrómeda, porque los Reyes, eran extraterrestres.
Juro por lo más sagrado que tengo, que ni sé lo que es, que YO VI AL PLATO VOLADOR DE LOS REYES MAGOS ATERRIZAR EN EL FONDO DE MI CASA.
LO JURO.

Mi viejo era mi viejo.
Y permitame, querido lector, tratar de contarle acá estas cosas.
Creo que no está buena la necesaria sensación del chau, y saber que no voy a volver a salir a fumarme un pucho a escondidas con él a la puerta.
A hablar de Néstor, a hablar de minas, a hablar de boludeces familiares, a escuchar las mismas anécdotas siempre cambiadas.
Creo que no está nada bueno saber que no vamos a volver a no decirnos que nos queríamos con la vida, y creo que no está muy bueno que digamos saber, que no va a volver a darme esos consejos simples que me daba cuando me hacía el boludo y lo llamaba o me llamaba y hablabamos de cualquier cosa y dejabamos caer en el medio de una charla un problema que había o tenía uno de los dos y nos dabamos la mano y un abrazo sin darnos nada.

Creo que la muerte hace estas cosas de generar recuerdos todos lindos, recuerdos dolorosos desde la nostalgia de saber que ya no queda nada malo, que el filtro final, el juicio del tiempo, nos coloca en el mejor lugar posible.

Voy a brindar por mi viejo, y voy a brindar jodidamente mucho.
Voy a brindar por su pelada, digna pelada, de pelado hombre, nada de mariconadas.
Voy a brindar por su escopeta que el mismo recortó con una sierra después de ver Terminator 2, esa escopeta que nunca disparó.
Voy a brindar por mi viejo y su fanatismo por los cuchillos y por el inexplicable "Libro Sobre Cuchillos" que le regalé que SEGURO nunca leyó.
Voy a brindar por esos fines de semana que iba hasta el depósito de fiambres donde laburaba, en 1992 más o menos, y le pedía 10 pesos para salir de gira. Y me los daba.
Voy a brindar por sus camisas a cuadraditos metidas adentro del pantalón.
Voy a brindar, claro que voy a brindar.

Porque fue un viaje de puta madre, un viaje de puta padre.
Un viaje que de alguna manera hicimos juntos.
Un nado de un Gran Pez que se pierde en el todo de ese océano que es la fantasía.
Un vuelo eterno, una hojita en blanco, un futuro, un salú grande como una casa, su casa, la casa que el diseñó para ahorrar espacio y sumar un piso.
Una recorrida eterna por los rincones más lindos de la memoria.

Porque ahora que me acuerdo, sí, una vez me dijo que me quería con lágrimas en los ojos.
Y yo, ahora que me acuerdo, sí, lo miré y le di un abrazo.
Y enseguida nos separamos medio con vergüenza.

Salú.

Nos vemos un día por ahí, en Andromeda o donde sea que se te ocurra.


La puta que te parió, pelotudo.







Boludo, el viernes ibas a venir al local de NDM.

Y tu facebook quedó abierto para siempre, já!




lunes, 27 de junio de 2011

ES MI CUMPLEAÑOS.




Y hago un balance o me cago en todo o me cago en todo mientras hago un balance.
O comparo el año pasado con éste y aplaudo o abucheo o abucheo aplaudiendo.
O pienso en que mejor, militemos el ejemplo de ese valor argentino, o dejamos todas las canciones como están.
O me pongo a correr torpe y me tropiezo, justamente por torpe, o camino despacito y no me caigo, pero tampoco le pongo mucho huevo.
O levanto la cabeza o la bajo cuando revolean el piedrazo, o la subo para ver de dónde viene.
O me caso o me voy a cazar, o no cazo una y cazo a miles sin casar a ninguna.
O me tomo el colectivo, o el vino, o el vodka, o el tren, o el palo.

Y hago un balance como la Justicia, pongo en la balanza las cositas y se cae para un lado, se cae para el otro y desde lejos no se ve más que a un borracho tambaleándose por la calle, que va para acá, que vuelve para allá, que se sienta para respirar pero elige prender un pucho, se levanta para caminar pero se cuelga mirandole el culo a la mesera del bar de enfrente y sonríe para sus adentros porque cree que si esa chica es compañera, tiene alguna chance y si no lo es, no la tiene más, ella, yo sí.

O me abrigo porque tengo frío o prefiero el frío porque no tengo abrigo y además, me queda mejor una remera: ya tengo cuerpo de señor tetón, pedazos de pulmón que no se van a recuperar y algún daño neuronal irreparable, poco pelo, muchas más mañas, pero ni en pedo las suficientes.

O me quedo en Capital o vuelvo a provincia, o hago de Capital mi provincia o como provinciano me aprovecho de las porteñas y los porteños, o dejo de mentir con eso de la provincia, si caminando ya estoy dentro de Capital y puedo hablar casi en inglés, simplemente leyendo carteles, remeras y una patria que se va recomponiendo.

Y pienso que a esta altura del año el año pasado teníamos a Néstor y era nuestro candidato y era una bestia y era el Señor de los Gestos y ahora no está más y está más que nunca y nos guía y se santifica de manera pagana y está acá, allá y más acá y nos levanta y empuja y despierta y asusta y se convierte todo en un hacer la de Él y sangrar y hacer latir su corazón como todos los días en cada pecho y Élla, La Bella Señora está, tan encarnada en nosotros, tan perra y bonita, canchera y segura, que todos somos un cachito de Néstor o al menos queremos serlo y acá estamos, no nos mueve ningún empujón salvo el que nos dispara de la cama para hacer mal, bien, poquito, mucho pero siempre hacer, cada día, algo que tenga que ver con ese asuntito que llamamos militancia.

O me pongo en perspectiva o lo veo desde la mía, o hablo o escribo, o tomo u obligo, o pierna u ombligo y siempre, siempre, siempre, nunca, nunca menos.
O como algo o bebo algo, o bebo después de comer o bebo y prefiero no comer, porque así pega más, pega más, pega más y entonces todo el mundo cruel se hace más cruel pero más melancólico y somos el payasito con la sonrisa dibujada de rojo sangre y ahí estamos, ningún McDonald´s tendrá la magia suficiente como para doblegar tanta risa, tanto llanto, tanta vida y tanto tanto.

Y recurro arteramente a recursos, a trucos, a tretas, a festividades inventadas, y abrazamos los abrazos huérfanos de sombra y lluvia, en una gesta de sol para siempre que nos calienta el pecho y nos lo hace doler, nos lo hace lamentar y bueno, para algo recorremos el largo camino final hacia casa.

O tengo tiempo, o no lo tengo, pero el tiempo siempre está ahí, está acá, en la computadora, en el reloj, en el celular, en cada bigote que pierde mi gato, en cada cana que nunca me sale, en cada borrachera y en cada sol sin drogas o drogas sin sol o drogas con sol o drogas sin borracheras o alcoholes macabros que nos invitan a rompernos los pectorales esos, tetones, peludos, en un salvaje grito que quiebra la voz hasta el mutismo y lloramos porque no podemos respirar, mientras tosemos alguna enfermedad que anidamos hace mucho pero nos prendemos otro cigarro, si total, sólo estamos cumpliendo 31 añitos.

O saco o pongo, o pongo el saco y saco el pongo para sólo sacar, quizás una carta del mazo, quizás yéndome al mismo o quizás inventando un nuevo juego en el que todo lo que salga, sean comodines y juguemos a creer en nosotros y a ganar la partida todos, en buena forma y juveniles, chiquilines masturbándose en algún baño de algún tío que "olvidó" sus revistas ahí, como era antes en el Lejano Oeste de la ciudad, cuando ibamos con lo que nos quedaba de familia y creíamos de verdad que esa era toda la familia, porque en efecto, esa era toda la familia.

Y recapitulo un capítulo, rebobino la videocassetera, anuncia alguien algo desde la televisión y son elecciones, y es el pasado, y la política era algo lejano, los amigos eran los que jugaban al basquet y los primeros puchos eran Gold Leaf, mucho antes de saber que ese, es pucho de minita.

O prendo un cigarro o apago un cigarro, o un cigarro lo prendo con otro cigarro o apago uno con otro y mezclo todo: el aliento a tabaco, las ganas de morder, el frío que creo combatir con el puchito y los dientes, ahí, adentro de la boca, que se van ajando y ni me entero, hasta que me duelen y digo que mañana voy al dentista, al oftalmólogo, al pulmonólogo, al todologo y hasta quizás me haga ver el pito, no sea cosa que un día deje de funcionar y tenga que cambiar pistola por pistola.

O juego o pierdo, o gano si no juego.

Acá estamos.
Somos Legión.

Y ni Satanás ni Dios han sido invitados a mi brindis en el que se romperán algunas copas, se cortarán algunas venas, y levantaremos nuestros dedos en V, glorificando una Victoria sobre la muerte misma, cada día, cada noche, y cada noche que se continúa de la anterior.

Ésta, va por mí.

Atroden!

viernes, 24 de junio de 2011

OPINO LO QUE QUIERO PORQUE ES MI BLOG XI.


Otra vez, desde acá, el mejor blog del mundo escrito por el mejor bloguero del mundo, vamos a decir unas cuantas cosas sin ningún tipo de basamento real, más que la pus y la baba que chorrea, la mejor pus y baba del mundo, de estos dedos, que son, por caso, los mejores dedos del mundo y los que mejor untan moco, en el mundo.
Presumimos que algún día, estos dedos entrarán a semejante profundidad, que podrán, tranquilamente, rascar el cerebro.
El mejor cerebro del mundo.
Veamos:

1- Pienso que la campaña en Capital es lisa y llanamente horrible. Ahora sí, podemos decirlo, ya estamos en las importantes rectas finales y el nivel de ombliguismo, egoísmo y poca estrategia mermará los votos hasta hacerlos parecer una burla de lo que podía haber sido.

2- Pienso que TODOS tenemos la culpa de que la campaña sea una porquería.

3- Creo que podríamos hacer una orquesta de piripipís y ser realmente exitosos. Podríamos exportar a una banda para que toque en barcos, llamada Los Tetos Medinas del Quehacer y que vivan de lo que saquen en los cruceros. Eso sí: que vuelvan después de Octubre, por favor.

4- Opino que el vice a nivel nacional, tiene que ser necesariamente un leal, pero ojo con esa lealtad, porque un cordero no nos sirve para el 2015. En cambio en provincia, necesitamos a un infinito cordero K, porque a Scioli habrá que tenerlo cerca.

5- Me parece que pelotudo o inútil, malo o diabólico, el laburo de la gente del PRO en Capital es 100% efectivo por una razón simple: el marketing. Han manejado a sus candidatos como si fueran productos tales como zapatillas, alfajores, películas o actores, una idea poco sana desde la moral, pero muy buena a razones prácticas: con la gestión y sus dichos, con todo lo que representa Macri, es realmente imposible que mida lo que mide. Pero está perfectamente bien vendido, y entendieron algo que nosotros no: la publicidad, a esta hora, es nuestro tanque de guerra y los ideales, bien vendidos, no suman, hoy y mal vendidos, suman menos.

6- El votante sigue siendo hijo del 2001, con lo cual sigue sin confiar en las buenas voluntades generales. Al votante de Capital, peor y más le cabe, no le interesan los derechos humanos, no le interesan los negros, no le interesan los pobres, no le interesa el trabajo, no le interesa la salud, no le interesa la Ley de Medios, no le interesa todo lo que a nosotros, sí. Entonces, lo que sí le interesa al votante, a grandes rasgos, es la guita, porque la guita, para ellos, hace la felicidad. Ergo, lo que los invita a votar es ser felices: vea usted la robada campaña del PRO y verá dulces colores, amistad entre los candidatos y la gente, música buena onda y globos.

7- Lamentamos creer desde este blog, que el votante de capital es un tanto otario.

8- En esta campaña en Capital, si no hubiera candidatos, estaríamos votando carteles, y el resultado sería exactamente el mismo al que tenemos hoy. De nuestro lado tenemos a hombres de gestión probada, del otro a los secuaces de algún súcubo de poca monta del infierno. No obstante, en la guerra de carteles, nos parten al medio. Por estética, por ubicación, por presupuesto y porque hacen foco exclusivamente en el candidato. El votante sabe, el votante que votará al PRO, que va a votar a Macri. Todos los afiches lo muestran como una persona normal y no hay carteles en los que aparezca acartonado y mirando al frente. Macri monopoliza la imagen, es él y nadie más que él. De nuestro lado, tenemos un desfile de mil afiches diferentes pero todos muy parecidos, todas fotos de frente. En algunos aparece uno, en otros otro, en otros Ella, en otros el otro. La gente no sabe exactamente, a quién corno vota y nos hemos puestos, solitos, en la picota de mostrar que somos los de siempre: políticos.

9- Lamentablemente no creo que ganemos, pero sí entraremos en segunda vuelta, con lo cual el laburo que habrá que hacer desde el piripipí o desde la Realidad Efectiva, durante la segunda vuelta, tendrá que dejarnos la piel gastada o será CULPA NUESTRA.

10- Buen fin de semana.

OPINO LO QUE QUIERO PORQUE ES MI BLOG XI.


Otra vez, desde acá, el mejor blog del mundo escrito por el mejor bloguero del mundo, vamos a decir unas cuantas cosas sin ningún tipo de basamento real, más que la pus y la baba que chorrea, la mejor pus y baba del mundo, de estos dedos, que son, por caso, los mejores dedos del mundo y los que mejor untan moco, en el mundo.
Presumimos que algún día, estos dedos entrarán a semejante profundidad, que podrán, tranquilamente, rascar el cerebro.
El mejor cerebro del mundo.
Veamos:

1- Pienso que la campaña en Capital es lisa y llanamente horrible. Ahora sí, podemos decirlo, ya estamos en las importantes rectas finales y el nivel de ombliguismo, egoísmo y poca estrategia mermará los votos hasta hacerlos aparecer una burla de lo que podía haber sido.

2- Pienso que TODOS tenemos la culpa de que la campaña sea una porquería.

3- Creo que podríamos hacer una orquesta de piripipís y ser realmente exitosos. Podríamos exportar a una banda para que toque en barcos, llamada Los Tetos Medinas del Quehacer y que vivan de lo que saquen en los cruceros. Eso sí: que vuelvan después de Octubre, por favor.

4- Opino que el vice a nivel nacional, tiene que ser necesariamente un leal, pero ojo con esa lealtad, porque un cordero no nos sirve para el 2015. En cambio en provincia, necesitamos a un infinito cordero K, porque a Scioli habrá que tenerlo cerca.

5- Me parece que pelotudo o inútil, malo o diabólico, el laburo de la gente del PRO en Capital es 100% efectivo por una razón simple: el marketing. Han manejado a sus candidatos como si fueran productos tales como zapatillas, alfajores, películas o actores, una idea poco sana desde la moral, pero muy buena a razones prácticas: con la gestión y sus dichos, con todo lo que representa Macri, es realmente imposible que mida lo que mide. Pero está perfectamente bien vendido, y entendieron algo que nosotros no: la publicidad, a esta hora, es nuestro tanque de guerra y los ideales, bien vendidos, no suman, hoy y mal vendidos, suman menos.

6- El votante sigue siendo hijo del 2001, con lo cual sigue sin confiar en las buenas voluntades generales. Al votante de Capital, peor y más le cabe, no le interesan los derechos humanos, no le interesan los negros, no le interesan los pobres, no le interesa el trabajo, no le interesa la salud, no le interesa la Ley de Medios, no le interesa todo lo que a nosotros, sí. Entonces, lo que sí le interesa al votante, a grandes rasgos, es la guita, porque la guita, para ellos, hace la felicidad. Ergo, lo que los invita a votar es ser felices: vea usted la robada campaña del PRO y verá dulces colores, amistad entre los candidatos y la gente, música buena onda y globos.

7- Lamentamos creer desde este blog, que el votante de capital es un tanto otario.

8- En esta campaña en Capital, si no hubiera candidatos, estaríamos votando carteles, y el resultado sería exactamente el mismo al que tenemos hoy. De nuestro lado tenemos a hombres de gestión probada, del otro a los secuaces de algún súcubo de poca monta del infierno. No obstante, en la guerra de carteles, nos parten al medio. Por estética, por ubicación, por presupuesto y porque hacen foco exclusivamente en el candidato. El votante sabe, el votante que votará al PRO, que va a votar a Macri. Todos los afiches lo muestran como una persona normal y no hay carteles en los que aparezca acartonado y mirando al frente. Macri monopoliza la imagen, es él y nadie más que él. De nuestro lado, tenemos un desfile de mil afiches diferentes pero todos muy parecidos, todas fotos de frente. En algunos aparece uno, en otros otro, en otros Ella, en otros el otro. La gente no sabe exactamente, a quién corno vota y nos hemos puestos, solitos, en la picota de mostrar que somos los de siempre: políticos.

9- Lamentablemente no creo que ganemos, pero sí entraremos en segunda vuelta, con lo cual el laburo que habrá que hacer desde el piripipí o desde la Realidad Efectiva, durante la segunda vuelta, tendrá que dejarnos la piel gastada o será CULPA NUESTRA.

10- Buen fin de semana.

martes, 21 de junio de 2011






La presidenta no se lanzò.

No dijo nada más que lo que viene diciendo y dice que nosotros, y que vamos y que estaremos y habla del futuro.

Y dijo que nos someteremos, lo cual puede o podrìa, tranquilamente, entenderse como un apoyo o una candidatura de varias personas que no son ella, sino uno de los nuestros, o sea, parte de ella!

Pero nosotros estamos emocionados, y no nos damos cuenta, quizás porque el deseo nos obnubila, de que NO dijo más que lo que dice siempre.


Porque ella habla de nosotros y nosotros de ella, pero ella se refiere a nosotros diciendo que ella es nosotros, aunque nosotros tratemos de que ella sea ella y nosotros nosotros.


Un veloz repaso por el peronismo que tenemos fuera, nos dará como resultado un renunciamiento histórico, no sé si recordarán.

Doloroso, pero comprensible.


Más acá, tenemos a una persona hermosa, a la cual queremos pero nos pide que no la forcemos, que nos dice que ella está acá para pasar la antorcha a los jovenes.
Por eso, acaso, tenemos que comprender que lo que dijo, es que va a poner a alguien jòven en su lugar y que va a dejar ese espacio?


Tampoco.

Ni una cosa, ni la otra.


Hasta que ella, hermosa, no nombre al vice, hasta que no sea oficial, son todos nuestros deseos convertidos en libre interpretación.


La imprevisibilidad arriesgada es un sello muy kirchnerista que siempre celebramos, entonces, mejor seamos cautos antes de salir a gritar Viva Cristina.


Esperemos a lo verdadero.
Esperemos al viernes.


Porque lo verdadero es lo único que cuenta.


Porque es la ùnica verdad.





Ojo, yo también recontra creo que se lanzó y estoy más feliz que perro con dos pistolas y en celo, pero bueh.



Jé.



Besis!

miércoles, 15 de junio de 2011

FUTURO PERFECTO




Bueno, claro, qué te voy a contar.
Qué estoy o que no estoy, es tan indistinto.
Que fui o que seré, que seremos o que no serás.
Que un rincón lleva el nombre de un perro.
Que una cornisa está dibujada con el dedo manchado de dulce de leche de un chiquilín barbudo.
Que los colores se convierten en almohadones horribles, pero no son mis almohadones.
Que una risa deja un eco adentro de un baño tan particular que suena en canon.

Pero por eso te digo, qué te voy a contar, yo.

Si jamás hubiera visto que el forro de esa silla, y esa silla sin forro, y ese forro sin forro y ese forro sin silla y esa silla de forro, me parece una forrada.

Porque de una u otra manera, todo lo que falta y lo que vendrá, tiene la cara torcida, circular, derecha, un puntito: es un enorme signo de interrogación, en la sinuosidad de destinos que nadie, pero nadie, jamás, va a poder decirte.
No?

?

Vos, che, eh.
Nada está escrito, nada.
Y tampoco es que se escribe ni ninguna monserga de esas de cafetín nocturno.
No.
Todo pasa.
En todo sentido.

Pasa porque pasa.
Pasa porque sucede.
Pasa porque deja de pasar.
Pasa porque ya no pasa más.
Pasa porque lo hace delante de tus ojos.
Pasa porque pasa, cortita.

Qué podría decir de un espacio reducido a una nada que no es nada por no ser, sino porque es relativo, porque es un acontecimiento similar a la muerte de un anciano en África y porque al final, no se amordazó lo suficiente el secuestro sentimental y la verdad, siempre, acompañando a la justicia divina del Dios más cruel, el único, vino él, con su tijerita de sucundún y te dijo: levántate y anda.

Y andamos.
Y anduve.
Y ando.
Y andás.
Y andaremos por toda esa rutina de vivir y morir en Buenos Aires, de saltar y sangrar, de gritar y enmudecer y de ser o no ser, a sabiendas de que no es esa la cuestión, no es la del ser, sino la del vivir o dejarse vivir.

Así las cosas, los cosos, los quesos y la sempiterna sensación de que algo hay, muy hermoso, muy sano y muy humano, en fracasar.

Y todos esos recuerdos de un futuro, todas esas ausencias, esos espacios vacíos, van a ser llenados por diferentes recuerdos, por diferentes futuros, por diferentes pasados, por tanta cosa diferente, que lo único que le pido al tiempo, es que nosotros, al final y como al principio, sigamos siendo los mismos.

Au revoir.
Aprovechemos los segundos, porque vamos a morir.
Morirás.
Moriremos.
Moriré.

Llegó la hora de pegarle el mordiscón a la vida, como antes, como iba a ser, pero conscientes de que cada segundo que perdamos, alguien más lo va a estar aprovechando.

Babosos.

EL SILBIDO



Persigo a un silbido, mientras camino la noche, de un hombre gris y blanco, alejado, que exhala una canción que desconozco pero que, estoy seguro, me suena de algún lado.

Lo veo a cien metros, con su enorme sombrero negro, un saco de cuero hasta las rodillas y entre él y yo, está únicamente el sonido de sus pies en la calle y ese silbido.

Esa melodía me atormenta, principalmente porque me recuerda a todo mientras me hace olvidar de todo y sigo, como si estuviéramos en Hamelin y allá, lejos, la canción se repite, termina, vuelve a empezar y se mezcla con el humo del cigarrillo de ese hombre que camina y fuma y silva y se empieza a perder en la bruma de mi propio recuerdo.

Se detiene en una esquina antes de cruzar, el tiempo necesario para que yo sienta que fui descubierto, más, eso no sucede, y mientras me encargo de ocultar mi rostro, mirando hacia abajo y al costado, veo, en un tacho de basura municipal, un enorme ramo de rosas recién regalado, recién tirado, recién perdido: el rastro de un amor trunco, de una conquista fracasada o de una reconciliación que no ha sido exitosa.

Me pierdo medio segundo, recuerdo a éste corazón vencido y sin recambio, ahogo alguna idea extraña y vuelvo a escuchar el silbido.

Alejado.

Y no veo al hombre.

Acelero mi paso, siento a un sudor imaginario en mi frente concreta y doblo la esquina: allí está. El hombre sigue caminando con las manos en el bolsillo y ahora no hay volutas de humo en su alrededor. No está ese halo tóxico dándole el marco que hasta hace instantes tenía el cuadro, completo. Lamento perder un poco de poesía pero cada paso que doy, conforme mi pie toca el suelo, me devuelven a la realidad de ser una persona y no un cuento, entonces sigo caminando, sin parar. Y escuchando el silbido.

El hombre entonces, que sopla la canción que conozco y no recuerdo, se detiene en el umbral de cualquier casa. Yo, algo perdido, bastante alborotado, me apego a un árbol grande, anciano y desde allí observo.

Observo al hombre sacar un papel de su bolsillo, de atrás de su pantalón también oscuro. Lo lée. Me pregunto qué dirá allí. Me pregunto cuál será la canción. Y me pregunto qué estaré haciendo yo ahí o que tendría que estar haciendo.

Pasa un auto a mi lado, lento, como patrullando. Los vidrios empañados devuelven misterios. Agudizo mi vista, achico mis ojos y descubro que quien maneja es una mujer. Ella me mira fijo: es morena, ojos verdes. Una boca ardiente, roja, sonríe. Tengo que, necesariamente, mirar a otro lado. Y descubro, mientras el auto avanza, que el hombre ya no está.

El auto dobla en la esquina y cuando lo pierdo de vista, escucho una acelerada pronunciada, un chirriar de gomas en la calle y un motor, cada vez más lejano.

Camino hasta el umbral.

El hombre ya no está. Miro la puerta de la casa. Amago a tocar el timbre pero me reconozco imbécil y cobarde. Apoyo, en cambio, mi oído en la puerta.

El ladrido de un perro aparentemente enorme, desde adentro, me obliga a saltar hacia atrás.

Camino rápido, yéndome.

Y recuerdo la canción.

domingo, 12 de junio de 2011

EL FOLCLORE


Ya, como cosa de costumbre, tenemos el partido los domingos.
Como era hace mucho.
Y lo tenemos gratis.

Ya, también, como de costumbre, donde estemos escuchamos el Nunca Menos.
Nos emocionamos con el estribillo aunque nos tenga las pelotas por el piso.
Nos miramos y la cantamos y nos miramos a ver si la sabemos, no como con la Marcha Peronista, pero nos miramos.
Y la cantamos.
Y sabemos que ahora viene tal parte, y tal otra y nos reimos.
Y estos forros, gorilas, antipatria, van y tratan de prohibirla.
Tratan de que no den el Nunca Menos.
Pero si anunciara, no sé, Microsoft o Nike, no dirían nada.
Chupavergas.

Uh, pará, gol de Banfield.
Uno a uno.
Y yo que iba a escribir un posteo emotivo.
Bueno, quizás sea el momento de que Palermo haga un gol.
Y todos bailemos.
Y nos olvidemos de esa costumbre.
Mientras tanto, te cuento que al final de este posteo, te voy a dejar las notas para que cantes el Nunca Menos.
Para que lo toques en los cumpleaños.
Para que generes la fiebre famil... gol de Banfield. No, perá, no lo validaron.
Sigue el partido.

Te decía.
Que armes vos tu propia mística.
Que no permitas que se deje de cantar.
Que se viene Palermoooo. Uh, casi.

Bueno.
Te decía eso.
Que la toques.
Que la aprendas.
Que se convierta en canción de cuna.
Porque puede o no gustarte, pero es parte de nuestro folclorito.
De lo que estamos construyendo.
De lo que estamos siendo.
Es parte del relato que estamos escribiendo, de las páginas de historia en las que ya entramos, cuando cuenten que "la militancia" algo hizo durante estos tiempos.
Las viejas patas en la fuente, pero acá, hoy.
Más tranqui, seguro, pero somos ese griterío.

Ya termina el partido.
Parece que Martín nos tenía mal acostumbrados.
Parece que perderemos esta vez la costumbre de ver sus goles.
Mientras termina el partido, te cuento que ayer me crucé con Leonardo Favio y le di un beso.
Que se sonrió a lo loco, en su silla de ruedas, con dos personas que lo llevaban,
Que le dije que le quería dar un beso y nada más.
Que me agarró el hombro sonriendo y algo sorprendido.
Abrió los ojos grandes.
Y una de las chicas le dijo "qué raro que te den besos, justo hoy que no estás repartiendo choripanes".
Yo venía de otro lugar, de una cosa militante con NDM, del cine que damos para el barrio y había pasado por otro lado, que no importa contar ahora.

Pero cruzarme con Favio, fue hermoso.
Y esa sonrisa fue un regalo.
Tuve suerte.

Martín no.
No hizo un gol, hoy.
No.
Terminó el partido.
Ahora dejame ver cómo se va.


jueves, 9 de junio de 2011

OPINO LO QUE QUIERO PORQUE ES MI BLOG X.


Otra vez, porque sí, o porqué no, teniendo atención especial de los tildes para poder bifurcar los sentidos de las palabras, anque los sentimientos, diremos unas cuantas cosas con las que el mundo estará tan en desacuerdo como de acuerdo, de acuerdo a los indices siempre mezquinos de lo que es, será o dejará de ser conforme cada uno acomode sus ideas y los melones fermentados de la blablablabla.

1- Pienso que alguna porción de la militancia está visiblemente dormida. Y no sólo eso, sino que está con pesadillas pelotudas, con sueños imbéciles y con un aire de campeón que le va a pegar en la cara por IDIOTAS.

2- Creo que decir que ganamos por mucho, y que el ricarditoalfonsinismo denarvaecista va a perder con menos del diez, hace que cuando sean las elecciones, y en el caso de que ganemos por mucho pero no tanto, y ellos pierdan por mucho pero con más del diez, vamos a quedar nosotros parados como "no tan ganadores" y ellos como "una nueva fuerza política".

3- Pienso que la campaña en capital... bueno, espero que empiece para poder expresarme.

4- Creo que todos queremos que Palermo, Martín, jugador de fútbol del Boca Juniors de Argentina, tendría que seguir seis meses más. Pero todos debemos ayudarlo a que no lo haga, porque la consecuencia y seriedad en una persona, es por lo que hacemos política. No?

5- Pienso que si muchos siguen teniendo sexo oral burdo sin bajarse la bragueta y sin apoyar la boca, pero practicándolo en esas felaciones de oficina en las que se intercambian sonrisitas por una sillita más cerca del número MIL de la lista, vamos por el camino hacia el Neo-Kirchnerismo, cosa que puede ser más abominable culturalmente que el peor de los menemismos.

6- Creo que el bolsadegatismo cordobés ha sido muy pero que muy mal usado por nosotros, y que así, no gana nadie, y que así, entonces, puede ganar uno con el que NI se pueda negociar. Como ese señor que cuenta chistes que tiene apellido de leguleyo.

7- Creo que a veces, se usan criterios desde la militancia, para medir a la oposición, que si se usaran en contra nuestra (presunciones, adjetivaciones, enojos, modismos, errores), tendríamos que estar todos en la Gayola Moral, por torpes.



Eso es todo.
Ah, no.
Hoy está esto en La Plata.
Y ahí estaremos.






Pará! Último momento! Acá vamos a poder ir todos!


Ah, no, TODOS no.
Qué pena che.

SANGRES




Sangres, latidos, murmullos.
Y todo lo que dejamos allá.

Vientos, placards, gritos.
Y todo lo que buscamos acá.

Muertos, vivos, zombies.
Y todo lo que supimos conseguir.

Altos, bajos, profundos.
Y todo lo que sabe sangrar.

Espirales, angulos, agujeros.
Y un mundo que se arma.

Armas, besos, palmadas.
Y la histéria de la historia que se rompe el talón.

Cuándos, dóndes, porqués.
Y el trencito de la alegría que se para en cada esquina.

Mesas, sillas, pufs.
Y la comodidad como estrategia.

Miradas, escuchadas, charladas.
Y la arquitectura de la decadencia hace base.

Victorias, derrotas, arreglos.
Y el destiempo que te deja en offside.

Palos, ramas, frutas.
Y el jardinero cruel vacía la canasta.

Números, letras, fantasmas.
Y la puerta de lo finito se cierra.

Hombres!
Mujeres!
Travestidos del hacer!

No pretendan amor de una piedra!

martes, 7 de junio de 2011

DESCONFÍO



No, no pasa esta vez que un viejo blues me hace recordar nada, principalmente porque no me gusta Pappo y en segunda instancia porque no me gusta el blues.

No.

Tampoco será que juego al "Desconfío", un poco porque ni me acuerdo qué clase de juego es y otro poco porque este introito está siendo demasiado largo, y además, porque con una gratuitidad asombrosa usé la palabra introito y la palabra gratuitidad.
Con lo cual, ajá, estaría cansado.

Y estaría cansado de desconfiar y de vivir una vida entera, de punta a punta, desconfiando de todo.
Antes que nada de mí.
Y después de vos.

Y después, de tu amigo.
Y después, de tu novia.
Y después, de mi amigo.
Y después de la novia de mi amigo, quizás, porque me mira y a mi me da la sensación de que quiere que se la dé.

No sé.

Pero la cuestión es que desconfío.
Y si no fuera un bobaletas desconfiado de mí mismo, podría decirte con pelos y señales, letras y negritas, de qué, exactamente, desconfío.
Pero como temo, como estoy al borde de un shock extraño, es que no voy a decir de qué.
Y entonces así, llego a desconfiar de todos.

Desconfío antes que nada de los leales, porque los verdaderamente leales, no se ven, NUNCA.
Desconfío antes que nada de las sonrisas, porque creo que el que sonríe, me muestra los dos colmillos y alcanzo a ver esas muelas arregladas.
Desconfío muchísimo de quien me puede acariciar: alguien en sus cabales, y alguien realmente bueno, no acariciaría jamás a un perro de estas características, enfermo, pobre, desarreglado, falto de gracia y de tino.
Desconfío de las mujeres, desconfío de los hombres.
Desconfío de ellas porque ellas tienen novio y de ellos porque son sus novios.
Desconfío de todo tipo de medianamente adulto y aborrezco, ya no desconfío, a los adultos que hacen que los niños parezcan adultos, porque me han hecho desconfiar de ese niño.

Y todos sabemos que lo único confiable en esta vida rara, son los animales y los bebés.
Los bebés, eh, nunca los chicos.
En cuanto un chico empieza a hablar, ya te negocia y por lo general, te garca.
Aunque lo llenes de besos y sea lo más lindo del mundo.
Te garca.

Desconfío del relato que nos están contando, desconfío profunda y afanosamente de mis amigos y más aún de todas las personas que quieran ser amigas mías.

Y si desconfío, es porque temo.
Y si temo, es porque me quemé con leche.
Y si me quemé con leche, es porque me la busqué.

Entonces desconfío.

Desconfío de los habladores, desconfío de los amigotes.
Desconfío de toda una clase entera de personas que fueron hechas para ser desconfiables.

Apesta a perfume y tela nueva, todo aquello a lo que le tengo el pánico bobo, pero sin embargo, voy a proponerte que me dejes morderte los talones.

Esto es una carrera, y si hacemos algunos acuerdos insensatos, algunas concesiones macábras y un poquito de quilombo, vamos a ganar más tiempo para poder desconfiar con toda la autoridad del mundo y no con esta idea patética de desconfiar por desconfiar.

Y el tiempo, amargo y estrangulador, nunca nos da la razón.
Por el contrario, diametralmente, por el contrario.


miércoles, 1 de junio de 2011

DE


Leemos en Perfil una nota sobre la intervención de la obesa mental de Carrió y sus cabriolas dialécticas para asegurarse un lugar extraño entre la nada, el odio y el ninguneo:

La candidata presidencial de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fue categórica con el presente político de Cristina Fernández tras el fallecimiento de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, y en especial por la utilización que la jefa de Estado hace la expresión bíblica "El".

"Cuando uno en un país pregunta por "El", si uno en Israel habla de "El", si uno en Roma habla de "El": en cualquier lugar del mundo donde uno hable de "EL" habla de Dios salvo en la Argentina que cuando hablamos de "El" hablamos de un corrupto que murió”, sostuvo la diputada de la CC. "'El' es un corrupto que murió. ¿Quién es "El"? El Gordo Valor. Esto es terrible", agregó. En una entrevista con Gerardo Rozín, por C5N, Carrió aseguró que en nuestro país "el Peronismo es el poder, pero un poder corrupto que finalmente aniquila a la Patria", expresó.

A su vez, cuando el conductor le preguntó si era conciente que esto podía herir la sensibilidad de los seguidores del kirchnerismo, se sinceró: “Por supuesto y lo siento mucho, pero hay que empezar a decir la verdad porque si no nadie se sana, nadie se cura”, lamentó Carrió.

“Salgamos a la vida. En todo caso, la gente tiene que votar a una presidente no a ‘la viuda de’, ‘al hijo de’, es todo terrible. Tenemos que poder superar, poder salir a la vida, tiene que florecer este país”, cerró.


De lo cual desprendemos qué:

La porquería fracasada de aspecto levemente humano, vestida con la cicatriz de las heridas y atuendos burdos, no comprende y eso la hace perderse en esos laberintos pelotudos de la desesperación y los espantajos, que acaso para muchos justamente, es cien mil veces más tangible hablar de una persona real que nos habló, nos guió y nos enseñó, que hablar de Dios.

Que muchos, por otro lado, dicen "Él" y se refieren, en efecto, a Dios.

No alcanza a entender que Dios, SU Dios, es amor.

Que ella misma, la infumable bolsa translúcida de orines que presuntamente sea por ello su tonalidad epidérmica de color ambarino, es la que dice que todos lo llaman así.

Que mucha votante de peinado alto, englobado, canoso y rodeado de aros, oriunda de Barrio Norte, también es viuda y tirarse de éste vil modo encima de quizás, la viuda más importante del país, le restará votos, dándole un rotundo "menos algo".

No descubre que no aparecerá, ella, o mejor dicho, éste testículo febril feminoide de aspecto porcino, jamás en libro de historia alguno.

En ese pedazo de cabeza de toro o espécimen vacuno, en todo lo antiestético y pobre de espíritu que recubre a un alma tan golpeada por el sinsabor del auténtico fracaso, no penetra, como nada lo hace, la idea genuina de alguien hablando de amor.

Tampoco lée que el relato para nosotros, es una hermosa historia de amor a muchas, muchisimas y variopintas cosas.

Que ella, esa esfera de cebo oleóso rodeado de oxigenación capilar, nunca será ni presidenta, ni bonita, ni tendrá discursos decidores, ni será exitosa, ni será feliz, ni será querida, ni será agradable, ni será loada, ni será respetuosa.

Y quizás sea que por sobre o debajo todas las cosas, jamás, nunca, ese pedazo enorme de carne, grasa, nervio, maldad y asexualidad, será viuda.